lunes, 27 de abril de 2015

Sopa de Letras

Bichi es cocinero por elección, separa las palabras en sílabas, a otras las corta en juliana, de algunas solo utiliza vocales o consonantes. Las condimenta con acento picante.

Cuentan los que lo conocen que sobre todos los gustos tiene un escrito y a través de su cocina se disfrutan de historias que se transpiran por los poros, luego de saborearse un plato de sopa de letras caliente.

viernes, 9 de enero de 2015

✿ Receta Sánwhich ✿


Al llegar a la playa colocar aceite bronceador  sobre el cuerpo. Rebosar con arena, dar vuelta y vuelta hasta ser milanesa y fritar al sol para lograr un punto bien dorado.
Sobre un colchón de hojas verdes de tamarisco, sentarse con una reposera a medio abrir y quedar sujeto estilo sándwich.
Cuando este bien caliente el mar incorporar aguas vivas a gusto y cocinar hasta que termine el viento norte. Agregar el caldo a la preparación.
Acompañar con un refresco de agua salada y si quiere el trago con espuma tiene que esperar a que rompan las olas.
Saborear hasta la puesta del sol.

viernes, 25 de abril de 2014

✿ Receta Quitapenas ✿

A un corazón abierto condimentamos con penas a gusto.
Rehogamos en un mar de lágrimas y durante la noche acompañamos con muñequitos quitapenas. Muy lentamente los rociamos con susurros al oído y colocamos la preparación bajo la almohada.
Cocinamos por un tiempo y una vez listo, saborear con los sueños.






miércoles, 22 de enero de 2014

✿ Receta del miedo ✿

Precalentar el sueño con películas de terror.
Para comenzar la preparación planchar las sábanas blancas y tender la cama, así los fantasmas no lucen arrugados. Agregar dos cucarachas que caminan por la noche y con movimientos envolventes incorporar tela de araña hasta lograr el punto pesadilla.
Colocar los monstruos en el ropero, hornear 50 minutos aproximadamente y esperar curarse del espanto.
Espolvorear con grito fuerte.

jueves, 16 de enero de 2014

✿ Receta de ensal(hadas) ✿


Esta es una ensal(h)ada para comer, digo leer.
Cuando leas y saborees la letra hache, no le vas a sentir el gusto, digo oír el gusto porque es muda.
Si se te traba la lengua, colocá aceite y comela con sal.
Capás te llenás y te crecen alas para volar.


Ingredientes:

Alitas de hadas rebanadas
bien condimentadas
sal pimienta espolvoreada
cebolla juliana
lechuga con palta cortada
comer con cuchara
y acompañar con limonada.


martes, 8 de octubre de 2013

COME HOJAS

El monstruo como hojas nació un día de primavera de un brotecito cualquiera de las plantas del jardín.

Tenía algo parecido a las hojas primaverales, pura causa de la genética. Muchos poros que funcionaban como narices, el cuerpo y personalidad eran rayados, menos mal que eran rayas verticales, así afinaban su cintura.

Decían que era un poco nervioso porque siempre estaba hambriento y por culpa de un caracol que le dio un mordiscón se le formaron dos agujeros y sus ojos quedaron fuleros.

A medida que Come Hojas crecía comenzaban a florecer sus monstruosidades.

Las vecinas muy agradecidas estaban porque al llegar el otoño no necesitaban de sus escobas para barrer las veredas, Come Hojas comía las hojitas tiradas por el suelo y las que volaban con el viento.

Lo llamaban el monstruo camaleón porque a medida que lograba saciar su hambre voraz, cambiaba la tonalidad de su cuerpo al color de la hojas otoñales.

¡Amarillo! Quedaba… satisfecho y con gran indigestión.

Llego el día que se cansó de mantener el mismo menú durante años: hojas verdes del malvón, pétalos de los colores de la rosas, margaritas al ajillo y pensamientos al horno.Decidió buscar nuevos sabores para deleitarse: las hojas de papel.

Se levantaba bien temprano por la mañana, desayunaba un matehojita amargo y salía de compras. No recorría los supermercados buscando ofertas sino que visitaba las bibliotecas cercanas y aprovechaba las promociones de libros, lleve tres y devuelva en una semana.

Claro, Come hojas nunca devolvía los libros porque los cocinaba, hacía riquísimos revueltos de palabras acompañado con salsa de vocales. Para beber tomaba tinta malbec y acostumbraba hacer una picada de acentos, comas y puntos.

Se reunía con otros monstruos amigos hasta altas horas de la madrugada. Y así fue como al poco tiempo los vecinos comenzaron a darse cuenta que faltaban hojas de los libros y algunas tapas de cartón.

Entonces los vecinos decidieron citar una reunión de carácter urgente para socios e invitar a Come Hojas para que también estuviera al tanto de lo que sucedía.

Así fue como el monstruo se dio cuenta que por causa de su hambruna, había dejado a la cuidad entera sin ningún libro para leer.

A los libros digeridos no los pudo devolverlos, pero desde esa tarde concurre a la biblioteca y espera ser consultado por niños y grandes para resolver todas las dudas. Porque Come Hojas se transformó en un monstruo muy sabio luego de pasar tanto tiempo alimentándose de libros. Dicen que en la actualidad está a régimen para que sus vecinos no se enojen con él.


de Anabela Acuña





lunes, 15 de julio de 2013

BIGOTINES

 Cada vez que Tita y Tito, mis vecinos, salían de paseo, dejaban a Bigotines, su perro guardián, en el jardín.
Y cada vez que por la vereda caminaba la viejita de la vuelta, Nico andaba en patineta, mientras por lo general circulaba la moto del delibery. La alarma los hacía saltar a todos del susto.
Guauguauguauguauguauuuu sonaba por un rato prolongado.
Claro, Bigotines además de tener orejas largas y bigotes largos tenía en el interior de su cuerpo marrón una alarma, vaya uno a saber dónde.
Era un perro sabueso, tenía alma callejera y de vez en cuando se escapaba por el barrio, aunque no era una preocupación mayor para mis vecinos porque Bigotines tenía un collar con chapita identificatoria y además era más bueno que Lassie.
Cuentan mis vecinos que una tarde en uno de esos recorridos encontró una bolsa que le llamó la atención y se acercó muy lentamente, olfateó y dio un lengüetazo tan fuerte que sin darse cuenta saboreó una alarma podrida y rota que se encontraba abandonada.
Bigotines quedó patitas para arriba a causa de la indigestión. Tita llamó al veterinario y le colocó dos inyecciones para curar el dolor de barriga.
Al primer pinchazo dio medio vuelta de rosca y al segundo dio vuelta entera.
Así Bigotines pudo pararse en cuatro patas y terminó de sanar los días siguientes. Tan saludable se encontraba con la alarma merendada, que para sorpresa de muchos comenzó a funcionar.
Y así fue como la alarma dentro de la barrigota de Bigotines empezó a dispararse a cualquier hora, por la noche cuando un gato caminaba sobre el techo, a la siesta cuando los pajaritos visitaban el jardín y también temprano a la mañana cuando los chicos iban a la escuela.
La alarma de Bigotines nunca se quedaba sin batería, algunas veces la escuchábamos sonar bajito y era porque no la había cargado con alimento balanceado.
Los días de lluvia funcionaba un poco entrecortada porque causaba cortocircuitos y costaba acariciar a Bigotines los días inestables porque daba un poquito de corriente.
Cuando conversaban mis vecinos con otros vecinos de la cuadra, les preguntaban dónde habían comprado el perro alarma ,Tita y Tito muy ofendidos respondían:
- ¿Qué piensan que uno así porque así va al almacén y pide un perro como si se tratase de comprar un kilo de pan?- Rezongaba Tito.
-Una vida se adopta con amor- Agregaba Tita.
Así fue como Bigotines había formado parte de la familia y del resto de la calle, digamos de la manzana entera.
Se lo podía ver cuidando a todos los vecinos. Era muy guardián y cuando una actitud resultaba sospechosa no hacía falta que muestre los dientes bastaba con que suene su alarma.
- Guauguauguauguauguau - De inmediato se oían las sirenas de bomberos y policía que se aproximaban al lugar.
Ser un perro alarma y proteger a los queridos amigos era su gran pasión. Pero no era la única, la otra pasión de Bigotines era el fútbol.
Un día que jugaban un amistoso los niños del barrio lo invitaron a participar en el equipo, no dudaron que Bigotines fuese el arquero y consiguieron unos botines de su numeración.
Bigotines entusiasmado saltaba y en cada salto se escuchaba la alarma, que distraía a los jugadores del equipo contrario. Mientras su cuerpo resbalaba de derecha a izquierda en un mar de baba, trataba de morder las pelotas.
Pudo evitar muchos goles, ya que no quedó pelota sana.
Desde ese día Bigotines muy contento tuvo nuevos botines para andar de calle en calle y disparar su alarma en todo el vecindario.

¡Colorín colorado
esta alarma se ha apagado
y el perro con zapatos
Hace silencio por un rato!



de Anabela Acuña
Ilustración: Bauti Rojo