miércoles, 4 de julio de 2012

Cloudy , “Una mezcla de fantasma y fantasía”



Cloudy lo había visto una vez cuando era chiquita, mientras dormía  y pensó, “yo quiero  ser como él cuando sea grande”.
¿Un fantasma? Sí, quería ser un fantasma.
Cloudy era una fanática de ellos y les había sacado muchas fotografías, ya se los acordaba de memoria. Se parecían un poquito a  Cloudy, porque eran de color blanquito y sin cara, y también podían flotar como ella.
Pero algo le faltaba aprender para ser como ellos: asustar y para eso tendría que estudiar en la Escuela Fantasma.
Cuando cumplió los  cinco años fue volando para anotarse en las materias que dictaban, Asustando I, El susto a la siesta I, El susto a la noche II. Cuando obtuvo su diploma, dejó su viejo trabajo en los cielos y comenzó en los sueños, trabajaba algunas horas de mañana, otras por la siesta o por la noche.
Cloudy aunque agotada estaba muy contenta porque hacía lo que le gustaba.
La primera vez que asusto a un niño fue a la madrugada, muy despacito, sin hacer ruido, entró en su sueño,  pero el niño se dio cuenta y se despertó todo mojado, creyendo que se había hecho pis en la cama.
Pero la pura realidad, era que ella al ser una nube cuando se acercaba mucho a los nenes los dejaba empapados porque desparramaba muchas gotitas de lluvia para todos los lados.
Entonces ahí fue cuando empezó a preocuparse, y a prestar más atención. Cuando asustaba a la hora de la siesta, también dejaba a los chicos todos mojados. Si ellos se despertaban antes de la merienda pensaban que se les había caído la leche en la cama.
Cloudy ya no podía seguir con ese trabajo de fantasma, y decidió volver con gran dedicación, con las otras nubes, los días de tormenta,  y hacer crecer muchos pastos y lindas plantas para que se pongan más verdes. Y Cloudy ya no mojó a todos los niños con sus sustos.

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